
La llegada de un bebé puede generar sentimientos de rechazo hacia el perro, conocido como pet resentment, debido a la falta de sueño, el estrés y la sobrecarga emocional. La psicóloga Nicole Highet explica que la falta de sueño y las múltiples demandas del día a día pueden hacer que el animal baje en la lista de prioridades, generando una sensación de culpa, estrés y frustración en los cuidadores. La especialista en comportamiento animal Kate Mornement destaca que los perros también notan los cambios en la dinámica familiar y pueden desarrollar ansiedad, comportamientos problemáticos o miedo hacia el bebé. Es fundamental buscar apoyo, dividir responsabilidades y cuidarse a uno mismo para poder cuidar a los demás, tanto al bebé como al perro.