
Ser papá implica noches sin dormir y gastos extra, pero también ofrece recompensas invisibles que fortalecen la empatía, prolongan la vida y mejoran el bienestar. Psicólogos y antropólogos como Sarah Schoppe-Sullivan y Katherine Nelson-Coffey confirman que la paternidad genera satisfacción emocional y reduce el consumo de sustancias dañinas. La oxitocina, conocida como la 'hormona del amor', aumenta en los padres, mientras que la testosterona disminuye, favoreciendo conductas más enfocadas en el cuidado y la unión familiar. Los hijos que crecen con padres presentes y participativos tienen mejores resultados académicos y habilidades sociales más desarrolladas. La paternidad también abre puertas a nuevos círculos sociales y crea redes de apoyo emocional y prácticas. Según Lee Gettler, antropólogo de la Universidad de Notre Dame, y Sarah Blaffer Hrdy, profesora emérita de la Universidad de California Davis, la paternidad es un motor de bienestar integral que ofrece recompensas invisibles pero poderosas.