
Un estudio en Corea del Sur sugiere que la inflamación cerebral crónica podría ser el motor oculto de las conductas repetitivas en condiciones como el trastorno del espectro autista (TEA) o el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Los científicos trabajaron con ratones que portaban una mutación asociada a enfermedades autoinflamatorias en humanos y observaron que la activación del complejo inflamasoma NLRP3 desembocaba en conductas repetitivas y síntomas de ansiedad. Dos medicamentos, la memantina y la anakinra, lograron revertir los síntomas en los ratones.