
Donar sangre es un gesto que puede cambiar el destino de cuatro vidas. La sangre es un tejido vital que no puede producirse de forma artificial y su disponibilidad depende de la generosidad de los donantes. Cada donación permite obtener glóbulos rojos, plasma, plaquetas y otros componentes que se destinan a distintas terapias. Los glóbulos rojos transportan oxígeno y se conservan hasta 42 días, el plasma puede congelarse durante un año y las plaquetas solo duran cinco días. Nueve de cada diez personas necesitarán sangre en algún momento de su vida o para un ser querido. Si entre el 3% y el 5% de la población donara al menos dos veces al año, se cubriría la demanda sin necesidad de urgencias ni campañas extraordinarias. Donar sangre es un procedimiento sencillo y seguro que dura entre ocho y diez minutos y se obtienen 450 mililitros. A cambio, el donante recibe un control sanitario gratuito y la satisfacción de haber ayudado. Donar tiene beneficios para el propio donante, como reducir niveles de hierro y favorecer un mejor perfil cardiovascular. Para donar sangre, se deben cumplir requisitos básicos como tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos y no padecer enfermedades crónicas no controladas.