
La cantidad de satélites artificiales en órbita terrestre, liderados por Starlink, emite radiación electromagnética no intencionada que amenaza con silenciar las señales cósmicas, poniendo en peligro la radioastronomía terrestre. Expertos como Benjamin Winkel advierten que si no se regula pronto el despliegue masivo de satélites, la cantidad de radiación podría hacer inútiles los radiotelescopios actuales en apenas treinta años. Investigaciones recientes revelaron que los satélites de segunda generación emiten más de 30 veces la radiación que sus predecesores, afectando la exploración de fenómenos como estallidos de estrellas y señales de civilizaciones lejanas. Hoy hay más de 11.700 satélites en funcionamiento, y la previsión para 2050 es llegar a más de 100.000.