
Un equipo de neurocientíficos liderado por Raúl Vicente de la Universidad de Tartu en Estonia realizó un electroencefalograma a un paciente epiléptico de 87 años que sufrió un paro cardíaco durante la prueba. El paciente había decidido no ser reanimado lo que permitió a los investigadores continuar con el monitoreo sin intervención. Se capturó la actividad cerebral desde 30 segundos antes hasta 30 segundos después de la muerte clínica. El estudio publicado en Frontiers in Aging Neuroscience reveló patrones de ondas cerebrales inusuales con disminución de bandas alfa beta y theta y aumento de ondas gamma asociadas con funciones como la evocación de recuerdos la meditación o los sueños. Esto sugiere que podría haber un proceso espontáneo en el cual la mente reproduce recuerdos como si el cerebro intentara revivir la vida del individuo justo antes de apagarse.