
Un equipo internacional ha detectado una gigantesca estructura enterrada bajo la meseta de Giza, utilizando tecnologías como el radar de penetración terrestre (GPR) y análisis sísmicos. La estructura se encuentra entre 10 y 20 metros bajo la meseta y presenta una alineación astronómica, formas geométricas regulares y cámaras y pasajes internos. Las estimaciones preliminares sugieren que la estructura no encaja con la arquitectura conocida del antiguo Egipto y podría ser anterior al 10.000 a.C. Figuras clave del mundo arqueológico egipcio, como Mamdouh al-Damaty o Hussein Abdel-Basir, se han mostrado escépticos y argumentan que sin pruebas físicas, cualquier datación es mera especulación.