
La NASA alerta sobre una anomalía geofísica en el hemisferio sur, conocida como Anomalía del Atlántico Sur, que afecta la tecnología espacial y pone en riesgo las misiones espaciales. Esta anomalía se debe a procesos complejos en el núcleo terrestre y se caracteriza por una debilidad en el campo magnético terrestre, lo que permite que partículas solares altamente energéticas se acerquen a la superficie. La Estación Espacial Internacional debe aplicar medidas de protección cuando atraviesa esta zona, y los satélites que la cruzan experimentan fallos temporales en sus sistemas. Desde 2020, la anomalía ha comenzado a dividirse en dos núcleos de mínima intensidad magnética, lo que incrementa las zonas de riesgo y complica las predicciones. La NASA emplea simulaciones que integran datos satelitales con modelos geodinámicos para anticipar los movimientos de la anomalía.