
La mayoría de los perros domésticos tienen los ojos marrones o muy oscuros, mientras que los lobos suelen mostrar iris de tonos amarillos o ámbar. Un estudio sugiere que el color de los ojos podría haber jugado un papel en el proceso de domesticación. La melanina en el iris protege los ojos de la dañina radiación ultravioleta, reduciendo el riesgo de daños oculares. Los perros con ojos oscuros son percibidos como más amables, menos agresivos e incluso más inmaduros que aquellos con ojos más claros. El equipo liderado por Akitsugu Konno analizó fotografías de perros de distintas razas y encontró que los perros con ojos oscuros inspiraban más simpatía y eran juzgados como menos intimidantes. El estudio se publicó en la revista Royal Society Open Science en 2023 y sugiere que la selección de perros con ojos oscuros podría ser una consecuencia indirecta de la atracción instintiva por lo que nos resulta menos amenazante.