
Un físico de la Universidad Cornell de Nueva York, Sunghwan Jung, ha descubierto que el uso de un cuchillo afilado y cortar la cebolla de manera lenta reduce la cantidad de partículas irritantes que llegan a los ojos. La cebolla libera un gas lacrimógeno cuando se corta, pero enfriarla antes de cortarla o utilizar un extractor de humos también puede ayudar a reducir la cantidad de gas que llega a los ojos. Un cuchillo sin filo puede producir hasta 40 veces más gotas que uno afilado.