
La gamificación y el efecto gradiente de objetivo pueden hacer que las tareas aburridas sean más divertidas y alcanzables. El efecto gradiente de objetivo se basa en la idea de que al estructurar las tareas en metas a corto plazo, cada paso nos acerca de manera tangible al final, generando una sensación de triunfo y recompensa. Esto se debe a que el cerebro humano responde bien a la percepción de cercanía a la meta, lo que incrementa la motivación para obtener una recompensa en forma de dopamina. Un estudio encontró que los clientes con una tarjeta de fidelidad que requería 10 sellos para recibir una bebida gratis, eran más propensos a completarla si ya tenían algunos sellos pre-marcados, completando el objetivo un 82% más rápido que aquellas que comenzaban con una tarjeta completamente vacía. La gamificación consiste en incorporar elementos de los videojuegos, como puntos, niveles o recompensas, a situaciones cotidianas para hacerlas más motivadoras.