
Un experimento del Instituto Weizmann de Ciencias, liderado por Tabea Dreyer, comparó la inteligencia colectiva de humanos y hormigas Paratrechina longicornis en un desafío geométrico llamado 'puzzle del piano'. Los humanos participaron solos, en grupos pequeños (6-9 personas) y grandes grupos (hasta 26 participantes), mientras que las hormigas fueron evaluadas individualmente, en pequeños grupos (alrededor de 7) y grandes formaciones (hasta 80). En algunas pruebas, a los humanos se les prohibió comunicarse. Los resultados mostraron que, aunque los humanos individuales superaron a las hormigas, los grupos de hormigas, especialmente sin comunicación, resolvieron el problema más eficientemente que los grupos humanos. La clave del éxito de las hormigas fue su comportamiento emergente y 'memoria colectiva', mientras que los humanos se vieron limitados por su incapacidad para sincronizarse sin comunicación.