
Investigadores en Japón, China y Australia han desarrollado tecnologías que imitan o superan funciones naturales del cuerpo humano, como lentes de contacto que permiten ver el infrarrojo, una retina artificial que distingue movimientos y colores sin baterías, y un videojuego terapéutico que enseña al cerebro a bloquear el dolor sin medicamentos. También se ha creado una sangre artificial compatible con todos los grupos sanguíneos, que puede almacenarse por años y podría transformar las transfusiones en contextos de emergencia o escasez. Las pruebas clínicas de la sangre artificial comenzaron en 2022 y se espera que esté disponible hacia 2030. El videojuego terapéutico, llamado PainWave, ha mostrado una mejora significativa en el 75% de los participantes con dolor crónico.