
Dos cachorros de lobo de 14.000 años encontrados en Siberia, inicialmente considerados como posibles perros domesticados, han sido identificados como lobos auténticos mediante análisis genéticos y químicos. Los cachorros, de apenas dos meses de vida, tenían un pelaje oscuro y contenían restos de carne de rinoceronte lanudo en su estómago. El estudio, liderado por la Universidad de York, ha revelado que estos lobos podrían haber sido más grandes que sus equivalentes actuales y que su dieta incluía presas de gran tamaño. La investigación también ha planteado nuevas dudas sobre el origen de los perros domesticados y sugiere que la domesticación podría haber ocurrido de forma independiente en varias poblaciones de lobos.