
La menstruación no afecta negativamente al rendimiento deportivo, sino que puede ser beneficioso hacer ejercicio durante este período. La clave está en adaptar el entrenamiento a las necesidades individuales y a las fases del ciclo menstrual. Durante la fase folicular, los estrógenos aumentan, permitiendo un mayor rendimiento en fuerza y entrenamiento metabólico de alta intensidad. En la ovulación, los estrógenos y la testosterona alcanzan su máximo nivel, pero se debe tener precaución con el riesgo de lesiones ligamentarias. En la fase lútea, el incremento progresivo de progesterona puede provocar sensaciones de fatiga y menor tolerancia al esfuerzo. Los expertos recomiendan evitar el sobrecalentamiento corporal, incorporar pausas activas y adaptar la alimentación a las necesidades nutricionales del cuerpo durante el ciclo menstrual.