
Un estudio publicado en el European Journal of Preventive Cardiology encontró que el consumo diario de zumo de tomate reduce el riesgo de hipertensión en un 36%. Otro estudio del Nutrition Journal de 2013, en el que mujeres bebieron 280 mililitros de jugo de tomate durante 8 semanas, encontró que el zumo favorece la flora bacteriana y la digestión. Un tercer estudio citado por Alimente encontró que el consumo de zumo de tomate reduce la presión sanguínea sistólica y diastólica, así como los niveles de colesterol LDL.