
Un influencer argentino, Lucas Gago, se ha vuelto viral tras publicar un video en el que se come la placenta de su hija recién nacida. Aunque la idea de comer placenta no es nueva, la ciencia sigue sin respaldar estas prácticas y alerta sobre posibles riesgos. La placentofagia, o práctica de comer placenta, ha ganado notoriedad desde que celebridades como Kim Kardashian contaron públicamente que la habían consumido encapsulada tras dar a luz. Sin embargo, según Mayo Clinic, no existe evidencia científica concluyente que pruebe beneficios como el aumento de energía, la mejora en la producción de leche materna o la prevención de trastornos del estado de ánimo. La doctora Oluwatosin Goje, experta en enfermedades infecciosas, ha explicado que consumirla, ya sea cruda, cocida o en cápsulas, podría reintroducir bacterias o toxinas acumuladas durante el embarazo, lo que podría causar infecciones.