
El metano es un gas que contribuye de forma crítica al calentamiento global y afecta la salud pública. Su capacidad para atrapar el calor es 28 veces superior a la del CO₂ durante un siglo. Las emisiones de metano están en niveles récord, principalmente debido a actividades humanas como la extracción de petróleo y gas, la ganadería y la agricultura, y los vertederos. Reducir las emisiones de metano podría evitar más de un millón de muertes prematuras y pérdidas económicas de hasta 260.000 millones de dólares. Se pueden implementar soluciones como mejorar la infraestructura energética, cambiar la dieta del ganado y aprovechar el metano de los residuos.