
Un proyecto científico liderado por la Universidad Tecnológica de Graz (Austria) y el Instituto de Tecnología Vellore (India) ha desarrollado un tejido sintético que imita la piel humana mediante impresión 3D, revolucionando la forma en que se prueban productos cosméticos sin necesidad de recurrir a animales. El tejido sintético puede mantener células vivas entre 2 y 3 semanas, suficiente para realizar tests de toxicidad, absorción y resistencia de productos cosméticos. La tecnología tiene un potencial más allá de la industria de la belleza, en medicina regenerativa, prótesis inteligentes y cirugía experimental sin riesgos humanos.