
El deshielo de los glaciares no solo libera agua, sino también bacterias y microorganismos que permanecieron atrapados durante siglos o milenios. Entre 2022 y 2024, los glaciares perdieron 450.000 millones de toneladas de hielo, y desde 1975, más de 9 billones de toneladas han ido a parar al océano. Se estima que en las próximas ocho décadas se liberarán más de 100.000 toneladas de bacterias. Investigadores como Arwyn Edwards alertan sobre el riesgo de que estas bacterias, en su mayoría desconocidas, puedan contener genes de resistencia a antibióticos o comportamientos patógenos que afecten a la fauna marina o a los humanos.