
Un estudio liderado por sismólogos del Instituto de Tecnología de California (Caltech) ha descubierto indicios de actividad a 3.000 kilómetros de profundidad, justo en el límite entre el núcleo y el manto. El hallazgo se basa en el análisis de datos sísmicos globales y revela un patrón de movimiento en esta zona, probablemente provocado por variaciones térmicas extremas o desplazamientos de materiales fundidos. Aunque el desplazamiento es mínimo, de apenas milímetros o centímetros, su existencia sugiere que la Tierra está viva incluso en sus capas más ocultas. Esto tiene implicaciones para la ciencia del planeta, incluyendo la comprensión del desplazamiento de los polos magnéticos y la evolución del campo magnético terrestre.