
Un equipo internacional de científicos ha descubierto que si una estrella cercana se aproximase demasiado, podría alterar las órbitas planetarias hasta provocar una colisión o un desalojo orbital. Según sus cálculos, basta una perturbación en la trayectoria de un planeta vecino para desencadenar un efecto dominó que empuje a la Tierra a un abismo gélido o la acerque peligrosamente al Sol. Los investigadores del Instituto de Ciencias Planetarias y la Universidad de Burdeos realizaron 2.000 simulaciones usando datos de la NASA, encontrando un 0,3% de probabilidades de que Marte sea expulsado o colisione, y un 0,2% de que la Tierra sufra un destino similar. En el 2% de los escenarios, el sistema solar pierde al menos un planeta en los próximos 5.000 millones de años.