
China ha logrado revertir el avance del desierto de Gobi a través de un plan ambicioso que incluye la plantación de millones de árboles, tecnologías de vanguardia y una visión estratégica. El proyecto, conocido como la 'Muralla Verde', ha permitido recuperar más de 5 millones de hectáreas de tierra y aumentar la cobertura forestal del país al 25%. El plan forma parte de una política más amplia de seguridad alimentaria y desarrollo geoestratégico impulsada por Pekín.