
La capacidad de los perros para orientarse se debe a su linaje ancestral, memoria espacial poderosa y sentidos agudos, como el olfato, que es hasta 100.000 veces superior al humano. La ciencia sugiere que algunos perros utilizan el campo magnético de la Tierra para orientarse, y su vínculo emocional con sus dueños también juega un papel importante. Expertos como Zazie Todd y Monique Udell han investigado este fenómeno, y se ha demostrado que los perros pueden crear mapas mentales del entorno y seguir rutas nuevas siguiendo un patrón norte-sur.