
La neurocientífica Maiken Nedergaard descubrió en 2013 que el cerebro se limpia durante la noche mediante el sistema glinfático, que elimina toxinas como las proteínas amiloide y tau. Sin embargo, el 90% de los somníferos actuales, como el zolpidem, interfieren con este ciclo de limpieza, lo que podría tener consecuencias devastadoras a largo plazo. Nedergaard enfatiza que el buen descanso depende de la actividad física, el bienestar emocional y una vida equilibrada.