
Correr un maratón pone a prueba la resistencia del cerebro, que activa mecanismos de supervivencia para garantizar el movimiento. Un estudio publicado en Nature Metabolism encontró que el cerebro se alimenta de la mielina, una capa grasa que envuelve las fibras nerviosas, cuando se agota la glucosa. En un experimento con 10 corredores aficionados, se observó que algunas zonas cerebrales reducían sus niveles de mielina después de un maratón. El cerebro se regenera completamente en pocas semanas. Correr también ha sido asociado con mejoras cognitivas, como el aumento de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, y la creación de nuevas neuronas en el hipocampo. Sin embargo, el sobreentrenamiento puede afectar negativamente la salud mental y física.