
Un estudio liderado por Hung Chan, del Departamento de Dermatología de la Universidad de California, La Jolla, encontró que el estrés psicológico suprime la producción de catelicidina, un péptido antimicrobiano clave, en los fibroblastos dérmicos, lo que facilita las infecciones bacterianas. El estudio, publicado en Science Immunology, muestra que el estrés activa el factor de crecimiento transformante beta (TGFβ), que silencia la capacidad defensiva de los fibroblastos. Los investigadores encontraron que inhibir el TGFβ o eliminar su receptor en fibroblastos restaura la producción de catelicidina y la capacidad de defensa de la piel. El estudio sugiere que intervenir en la comunicación entre el cerebro y la piel podría ser una nueva vía terapéutica para reforzar la inmunidad local en personas sometidas a estrés crónico o con riesgo de infecciones recurrentes.