
El diagnóstico del Síndrome del intestino irritable (SII) comienza con una conversación detallada sobre los síntomas, que deben estar presentes al menos tres meses. Los médicos aplican el criterio de Roma IV para guiar el diagnóstico. La exploración física y el historial médico completo son fundamentales para descartar enfermedades que pueden parecerse al SII. Pruebas como análisis de sangre, estudios de heces y pruebas de imagen pueden ser realizadas para descartar otras patologías. El criterio de Roma IV es una herramienta estandarizada que permite identificar el SII en función de patrones específicos de síntomas.