
El dolor crónico altera las redes cerebrales del juicio, la memoria y la emoción, afectando tanto lo físico como lo psicológico. En personas con dolor crónico, ciertas áreas del cerebro cambian su estructura y función, como la corteza prefrontal, la amígdala y el hipocampo. La plasticidad cerebral permite adaptarse, pero también puede jugar en contra. Estrategias como el ejercicio físico adaptado, la meditación y la terapia psicológica centrada en el dolor pueden ayudar a manejar el dolor y su interpretación. El artículo cita estudios recientes y expertos en el campo, como Sara Cabello Plan, y proporciona referencias a artículos científicos.