
El pasado 28 de abril, España sufrió un apagón total que interrumpió la actividad productiva y comercial del país. Aunque el Gobierno no ha encontrado una causa clara, las reclamaciones millonarias de las compañías eléctricas y sus clientes pueden llegar a entre 1.500 y 4.000 millones de euros. La recuperación del apagón en 16 horas fue un logro técnico, pero no repara el daño causado. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) ha resultado ser un fiasco, con una sobreinversión en potencia instalada de 130.000 megavatios, cuando la demanda apenas alcanza los 30.000 megavatios. La falta de planificación y la irrupción masiva de renovables han generado un lastre financiero importante.