
Los agricultores extremeños enfrentan un nuevo golpe económico debido a la aprobación de aranceles a fertilizantes procedentes de Rusia y Bielorrusia, lo que supondrá un sobrecoste de 12,6 millones de euros para el campo de la región. Esto se debe a un gravamen de entre 40 y 45 euros por tonelada a las 280.000 toneladas de fertilizantes nitrogenados que Extremadura consume cada campaña. La Unión Extremadura critica que esta medida recae directamente sobre los hombros de los productores, que ven cómo su trabajo se utiliza como moneda de cambio en conflictos geopolíticos.