
Dos estadounidenses, Paul Gould y Chris Philips, aficionados a la detección de metales, han descubierto un tesoro anglosajón en Inglaterra que podría tener hasta 1.400 años de antigüedad. El hallazgo incluye una banda de oro con granates tallados y una cabeza de cuervo decorativa con un ojo de granate. Los expertos del Museo Británico consideran que estas piezas podrían haber formado parte de un cuerno ceremonial para beber. El propietario del terreno ha sido informado y se está examinando como posible yacimiento arqueológico. Según la Ley del Tesoro del Reino Unido, los objetos fabricados con metales preciosos y que tengan al menos 300 años de antigüedad pueden considerarse 'tesoro'