
La nieve en la Antártida se está tiñendo de rosa debido a la microalga Chlamydomonas nivalis, también conocida como 'nieve de sandía' o 'sangre de los glaciares'. Esta alga, naturalmente verde, adquiere tonalidades rojizas bajo altos niveles de radiación ultravioleta. La presencia de estas algas reduce la capacidad de la nieve para reflejar la luz solar, disminuyendo el albedo en un 13% durante el verano antártico. Esto provoca que el hielo se derrita más rápido, contribuyendo a la subida del nivel del mar y potenciando el calentamiento global.