Los pulpos de líneas azules tienen una estrategia para sobrevivir al apareamiento: el macho inyecta veneno a la hembra para paralizarla y evitar ser devorado. La hembra es hasta diez veces más grande que el macho y suele acabar con la vida de su pareja durante el proceso. Los investigadores de la Universidad de Queensland en Australia han descubierto que el macho desarrolla una manera tóxica de sobrevivir al apareamiento, literalmente, mordiendo a la hembra cerca de la aorta y inyectando la cantidad justa de tetrodotoxina para paralizarla. La cantidad de neurotoxina es muy precisa, y la hembra no muere, pero pierde reflejos y deja de respirar durante unos ocho minutos.