
Un estudio sobre la Cueva de Sangre en Guatemala ha revelado más de un centenar de fragmentos óseos humanos que muestran señales de violencia alrededor del momento de la muerte, lo que sugiere que fueron víctimas de sacrificios mayas. La cueva, que forma parte de una red de cavidades bajo el sitio clásico de Dos Pilas, ha sido explorada desde los años noventa. Los investigadores han documentado la presencia de artefactos simbólicos y restos óseos que indican un ritual de sacrificio humano. La cronología de uso de la cueva coincide con celebraciones contemporáneas como el Día de la Santa Cruz, lo que sugiere un continuum ritual que enlace prácticas ancestrales con tradiciones vivas. Los análisis preliminares confirman la presencia de traumatismos perimortem y fracturas compatibles con el uso de herramientas de filo biselado. La bioarqueóloga Michele Bleuze resumió los resultados destacando que 'no hay cuerpos, sino partes de cuerpo'. El estudio ofrece una imagen detallada de un ritual que otorgaba a los fragmentos corporales humanos una potencia simbólica equiparable a la de cuerpos completos.