
El experimento ANITA (Antarctic Impulsive Transient Antenna) ha detectado señales de radio cósmicas que parecen provenir de las profundidades del hielo en la Antártida. Estas señales, detectadas en ángulos empinados, sugieren que los pulsos de radio viajaron atravesando unos 6.000 a 7.000 kilómetros de roca sólida, lo que no debería ser posible según los modelos actuales de la física de partículas. El objetivo principal del ANITA es recoger información sobre eventos en el espacio profundo, analizando señales que llegan a la Tierra. El equipo de Stephanie Wissel, coautora del trabajo y profesora adjunta de física en Penn State, publicó los hallazgos en Physical Review Letters en marzo. Se espera que el próximo gran detector, PUEO, revele más información sobre estas anomalías. Wissel tiene una hipótesis temprana sobre la naturaleza de estas anomalías, relacionada con efectos de propagación de radio cerca del hielo y el horizonte.