
Una investigación liderada por Martin Smith, Miles Russell y Paul Cheetham ha demostrado que la masacre romana en Maiden Castle, Inglaterra, no ocurrió como se creía. Los enterramientos en la colina fortificada se produjeron en al menos tres fases distintas, desde mediados del siglo I a.C. hasta el siglo II d.C. Los resultados de la datación por radiocarbono y el modelado bayesiano revelaron que los enterramientos no se llevaron a cabo en un único episodio de violencia letal. La violencia en Maiden Castle fue un fenómeno recurrente y no puntual, y podría estar vinculada a contextos sociales cambiantes, conflictos entre grupos locales o tensiones internas sostenidas en el tiempo. Los investigadores encontraron 62 entierros adultos, de los cuales 26 mostraban heridas violentas, y la distribución de estas heridas sugiere violencia ritual, ejecuciones o muertes en combate entre élites locales.