
Durante la Segunda Guerra Mundial, debido a la escasez de acero, se construyeron barcos de hormigón armado. El primer barco de hormigón armado fue el Liguria, construido en 1896 por el ingeniero italiano Carlo Gabellini. En 1917, el barco noruego Namsenfjord demostró que se podían hacer barcos de hormigón autopropulsados. Estados Unidos creó el programa Emergency Fleet Corporation para producir 24 buques de hormigón, pero solo se completaron algunos después de la guerra. Los barcos de hormigón tenían ventajas como resistencia a la corrosión y aislamiento térmico, pero también desventajas como mayor peso y menor espacio interior. Después de la guerra, los barcos de hormigón se utilizaron para apoyo logístico y transporte de materiales.