
A lo largo de la historia, se han utilizado animales incendiarios como palomas, cerdos y murciélagos en operaciones bélicas. El rey Polícrates de Samos utilizó palomas con fibras combustibles para incendiar casas enemigas en el siglo VI a.C. En la Segunda Guerra Mundial, el ejército estadounidense desarrolló el Project X-Ray, que consistía en utilizar murciélagos mexicanos con bombas incendiarias. El Reino Unido también desarrolló un plan para utilizar ratas muertas rellenas de explosivos plásticos. Estas tácticas, aunque brutales, demuestran la creatividad bélica humana y la explotación del sufrimiento animal como recurso militar.