
La temperatura ideal para usar el aire acondicionado en verano se sitúa en 24 grados centígrados, según recomendaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) y técnicos en climatización. Este valor permite enfriar una estancia de manera efectiva sin forzar en exceso al aparato ni generar un consumo desmedido. A 24 grados, el cuerpo humano puede mantener una sensación térmica agradable sin experimentar un choque térmico brusco al salir al exterior. Además, los equipos funcionan de forma más eficiente, consumiendo menos energía que si se les exige bajar la temperatura a niveles inferiores. La elección de la temperatura también repercute directamente en el bolsillo, ya que por cada grado que se reduce en el termostato del aire acondicionado se puede ahorrar entre un 6% y un 10% del consumo energético. Un ambiente demasiado frío puede provocar resfriados, sequedad en las vías respiratorias, irritación ocular e incluso contracturas musculares por los cambios térmicos bruscos. Por el contrario, un uso equilibrado del aire acondicionado ayuda a prevenir golpes de calor, mejora la calidad del sueño y evita que el cuerpo se vea expuesto a situaciones de estrés térmico. Se recomienda mantener la temperatura entre 23 y 25 grados, siendo 24 el valor ideal, y evitar poner el aire por debajo de los 22 ºC, especialmente si hay niños, personas mayores o enfermos en casa.