
La playa ha sido vista como un refugio para el cuerpo y el alma. La ciencia actual está empezando a comprender lo que realmente ocurre en nuestra mente cuando nos encontramos frente al océano. El psicólogo ambiental Mat White y su equipo descubrieron que la simple presencia de agua en una imagen ya hace que esta se perciba como más relajante. La costa obtuvo mejores puntuaciones que los bosques o las montañas en cuanto a su capacidad de restaurar la atención mental. La investigadora Catherine Kelly atribuye la relajación a la escala visual y sonora del mar, que genera una sensación de asombro y reduce el estrés. La playa también estimula el movimiento físico, lo que puede traducirse en beneficios como mejor sueño, mayor vitalidad y reducción del dolor.