
La necesidad constante de aprobación puede esconder inseguridades profundas y mecanismos aprendidos desde la infancia. El people pleasing se vincula a experiencias de la infancia, especialmente en entornos donde se premiaba la obediencia o se castigaba la expresión de deseos propios. El miedo al rechazo, la baja autoestima y la ansiedad social son factores clave que alimentan este patrón. La necesidad de validación externa se convierte en un ancla que condiciona decisiones, relaciones y hasta la identidad personal. Consecuencias como el agotamiento emocional, desequilibrios en relaciones interpersonales y la imposibilidad de desarrollar una identidad auténtica pueden derivar de este comportamiento.