
El médico del Papa, Sergio Alfieri, revela que el Papa Francisco murió en su apartamento de la Casa Santa Marta a las 7:35 horas locales del 21 de abril, después de sufrir un ictus que derivó en un coma y una parada cardiocirculatoria. Alfieri explica que el Papa tenía los ojos abiertos pero no respondía a los estímulos, y que se decidió no llevarle al hospital porque su deseo era morir en casa. El médico también revela que el Papa había pedido expresamente que no se procediera a la intubación en caso de que perdiera el conocimiento.