
El verano puede ser crítico para la salud auditiva debido al contacto constante con el agua y la exposición a ruidos intensos. El agua no estéril puede generar infecciones como el 'oído del nadador', causada por la proliferación de bacterias en un entorno húmedo. La música a gran volumen, especialmente en conciertos y festivales, puede dañar el oído interno, provocando zumbidos persistentes y pérdida auditiva. Expertos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello ofrecen recomendaciones para evitar infecciones y lesiones, como evitar aguas sucias, no lanzarse desde gran altura, controlar la profundidad, secarse bien después del baño y usar protección física. El ruido intenso y constante es otro gran enemigo, con sonidos superiores a 85 decibelios que pueden causar daño irreversible, por lo que se aconseja alejarse de los altavoces y limitar la exposición.