
La primavera es una estación que puede ser peligrosa para los conductores alérgicos, ya que el polen puede causar estornudos, fatiga y picor, lo que puede afectar la concentración y la seguridad al volante. Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), la concentración de partículas alérgenas en el aire puede superar los 1.000 granos/m³ en días críticos. Para evitar esto, se recomienda sustituir el filtro antipolen cada 15.000 a 30.000 kilómetros, utilizar filtros HEPA y recirculación del aire, mantener el coche limpio y controlar la temperatura y humedad. Además, se pueden utilizar mascarillas FFP2 y consultar los niveles de polen para planificar los trayectos. La industria del automóvil está desarrollando tecnologías para mejorar la calidad del aire en el habitáculo, como sensores de partículas y sistemas de purificación.