
Un número creciente de jóvenes de la generación Z utiliza ChatGPT como sustituto de un psicólogo, valorando su anonimato y disponibilidad permanente. En España, el 18% de la población ha necesitado ayuda psicológica en algún momento, pero no todas acceden a una consulta profesional. Una encuesta de Tebra indica que uno de cada cuatro encuestados preferiría compartir sus problemas con una inteligencia artificial antes que con un terapeuta humano. El coste también juega un papel, con sesiones de psicología que pueden costar entre 45 y 80 euros, mientras que una suscripción mensual a ChatGPT Plus cuesta 23 euros. La comunidad clínica advierte de los límites emocionales de una máquina complaciente y barata, destacando que un terapeuta no replica la lógica de ChatGPT y que la falta de contradicción puede ser una trampa más que una virtud terapéutica.