
El vino de grifo y envasado en cartón o barriletes está ganando popularidad en la hostelería, con ventajas como la conservación del sabor y la reducción de residuos. Empresas como Finca la Estacada y Abastos 2.0 están apostando por este formato, que ya se utiliza en países como EEUU desde los años 80. Un barril de 20 litros equivale a 26,6 botellas, corchos y etiquetas menos, lo que reduce la huella de carbono. Los productores deben romper con la hegemonía de la botella y cambiar la mentalidad de los consumidores.