
Un estudio de la Universidad de Michigan revela que estructuras biológicas con geometría imperfecta pueden inspirar materiales más resistentes, ligeros y sostenibles. El equipo de Xiaoming Mao encontró que la frustración geométrica, que se produce cuando los componentes de una estructura no pueden alinearse de forma perfecta, puede dar lugar a patrones complejos que aportan nuevas propiedades. Utilizando modelos matemáticos y simulaciones, los autores describieron cómo ciertos patrones de organización imperfecta pueden aumentar significativamente la tenacidad y flexibilidad de un material. El estudio se basa en la observación de cocolitóforos, organismos unicelulares que forman conchas de carbonato de calcio compuestas por pequeños discos encajados entre sí de forma imperfecta.