
El mecanismo de Anticitera, descubierto en 1900, es un dispositivo de cobre con engranajes que data de entre 200 y 100 a.C. Fue estudiado por Derek de Solla, quien lo consideró una computadora planetaria para predecir posiciones astronómicas. Sin embargo, un estudio reciente de investigadores argentinos sugiere que el mecanismo podría no haber servido para nada debido a sus limitaciones mecánicas y de fabricación. El dispositivo mide 340 x 180 x 90 milímetros y tiene al menos 30 engranajes de bronce. Los investigadores han simulado su funcionamiento y han encontrado que los dientes triangulares de los engranajes podrían haber causado atascos, lo que lo haría impracticable para uso científico.