
Un grupo de investigadores en Estados Unidos ha desarrollado una aleación de cobre que puede resistir hasta 800 °C sin perder su forma y es más resistente que muchos de los metales más duros, con una resistencia a la deformación de 1120 megapascales (MPa). Esta aleación se ha logrado mediante una técnica de ingeniería de materiales a nivel nanométrico, combinando el cobre con pequeñas cantidades de litio y recubriendo estas 'precipitaciones' con una fina capa de tantalio. Las posibles aplicaciones son muy amplias y abarcan sectores como motores de aviones hipersónicos, generadores de energía de fusión y reactores nucleares.